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Fin de Enredando.com

Septiembre de 2004

Luis Ángel Fernández Hermana
Ex-director de Enredando.com

No resulta fácil exprimir en esta columna el conjunto de circunstancias que han determinado el cierre definitivo de la empresa Enredando.com. Sobre todo, no me resulta fácil a mí. Durante ocho años y medio, la revista electrónica en.red.ando se ha publicado religiosamente cada martes en la Red tratando de aportar un poco de luz, de análisis y de reflexión sobre el impacto de Internet, la tecnología más determinante de estas últimas décadas. Y lo ha hecho tratando de cubrir todas los ángulos posibles porque así era, es y será la Red, invasiva, discreta, con vocación de penetrar en todos los resquicios donde la vida, como siempre, equivalga a generar e intercambiar información. Es decir, comunicación.

La revista "vigiló" el impacto de la Red en la sociedad, la política, la ciencia, la tecnología, los medios de comunicación, el periodismo, las organizaciones, el medio ambiente, las relaciones sociales, la economía, las redes ciudadanas, la educación, la salud física y mental..., o sea, lo cotidiano y lo que lo cotidiano construye para mañana a través de cambios culturales, o de su resistencia a ellos. Sus contenidos, pasados por un tamiz parecido a los de las revistas científicas en cuanto a los criterios de calidad, procedían de usuarios experimentados en el uso de la Red e inmersos en un amplio abanico de entornos: la academia, las empresas, las administraciones públicas, los centros de investigación, los medios de comunicación, el sistema educativo, etc. La revista fue saludada como un medio pionero en el ciberespacio y celebrada por la calidad de sus artículos y contribuciones. De hecho, se convirtió en el laboratorio de la empresa Enredando.com donde se cocinaron las ideas que comenzaron a convertirse en productos y sistemas de información y de gestión de conocimiento en red.

A partir de aquí, tan sólo puedo enunciar en unos breves puntos algunos de los problemas que, desde la perspectiva de la Sociedad del Conocimiento, considero determinantes en la desaparición de Enredando.com, sin olvidar, por supuesto, las "leyes de la gravedad" del mundo empresarial que se aplican en todas las circunstancias y que darían lugar a otra tribuna.

1.- La crisis de las puntocom nos dejó, como a tantísimas otras empresas, muy tocados del ala. Una crisis alimentada por una especie de demencia que podríamos denominar de "fumata y fuga", la cual se apoderó de gente a la que se suponía suficientemente preparada y profundamente conocedora de los entresijos de la economía (presidentes de bancos y entidades financieras, de operadoras de telecomunicación y conglomerados industriales, directores y responsables empresariales formados en los mejores centros de negocio del país y del extranjero, etc.).

La contracción que siguió a la debacle de la bolsa de valores tecnológicos no tomó en cuenta ni la excepcionalidad del paisaje, ni las responsabilidades de quienes ahora seguían teniendo la sartén por el mango y la usaban como llave para cerrar las puertas a una implantación más racional de las tecnologías de la información, en particular de Internet. A nosotros este tortazo nos dolió en lo más profundo de la cuenta de explotación.

2.- La ausencia de un discurso público sobre la Sociedad del Conocimiento trabajado, meditado y consensuado con la sociedad que iba a generar y disfrutar de ese conocimiento. En su lugar, hemos sido víctimas del eslogan fácil y electoralista, del programa coyuntural escrito con "fumata" y vocación de "fuga". Este déficit sigue vigente y explica la deplorable situación en la que nos encontramos en España, en general, y en Cataluña, en particular.

Nadie sabe a qué se refieren las autoridades o los estudiosos cuando dicen que las "empresas invierten [mucho, poquito o nada] en tecnologías de la información". Nosotros, sí. Nosotros sabemos que, por lo general, las empresas (o las administraciones) invierten en la conexión a Internet, que usan la web y el correo-e y, como máximo, construyen un portal del empleado (o del ciudadano) o algo parecido. Y punto. O sea, la prehistoria de la Sociedad de la Información, todavía.

No se plantean la utilización de la Red como un activo estratégico que les permita rediseñar procesos internos, conectar inteligencias en función de los proyectos, congregar virtualmente las neuronas deslocalizadas físicamente, extender y explorar la organización en la Red hacia el mercado global que palpita "al otro lado" del ordenador. En suma, no "aplican las tecnologías de la información" para desarrollar sistemas de información y conocimiento que les permita ser más eficientes, más productivos, más cognitivos de sus áreas de trabajo, adquirir un mayor alcance y densidad en cuanto organización. El mercado global es una referencia temida, no una realidad buscada. Esta peligrosa desidia -o inconsciencia- en el discurso oficial y empresarial alcanza cotas alarmantes cuando la examinamos desde campos como la educación, la formación continua, la investigación científica o la reingeniería de los procesos sociales para adecuarlos a los cambios que se están registrando en el mundo y, por supuesto, en nuestra sociedad. A nosotros, este comportamiento temperamental del discurso sobre la Sociedad del Conocimiento y sus manifestaciones tangibles nos supuso un desgaste extenuante pues tuvimos que remar siempre contracorriente, a pesar de que todos decían que la corriente iba a nuestro favor. Nos hubiera gustado tener menos amigos, y más remeros.

3.- La publicidad institucional en la Red. No se entiende todavía por qué el Estado y las CCAA no destinan una parte de sus recursos publicitarios a los medios digitales que están promoviendo, por ejemplo, lo que menciono en el punto anterior. No se entiende ni siquiera por qué no imaginan campañas específicas para el ámbito digital con el fin de que las empresas de todo tamaño, los colectivos espontáneos o profesionales, las organizaciones de diverso signo, accedan a información, ofertas, programas, acciones, etc., sin necesidad de tener que ir, forzosamente, a la web oficial de la entidad pública promotora. La ausencia de políticas de este tipo erosionan considerablemente la base de la joven industria de la información. A nosotros, esta minusvalía cultural se nos convirtió en una afección crónica y terminal de la famosa "liquidez contable".

4.- Información gratuita vs. Información de calidad (y de pago). Como nos han manifestado cientos de usuarios de Enredando.com cuando supieron que cerraba, para ellos la empresa era un lugar de referencia en Internet para obtener información y conocimiento de calidad. Muy bien. ¿Cómo se consigue esto? Pues con una elaboración conceptual muy investigada para producir información mediante el trabajo en colaboración en red, metodologías de trabajo muy probadas, un artificio tecnológico basado en una arquitectura flexible y robusta del espacio virtual y un mantenimiento profesional riguroso para garantizar la continuidad y el registro adecuado de la participación de los usuarios. El producto de este trabajo es la información que ahora se echa de menos, pero esto requiere financiación y reconversión de este esfuerzo en proyectos exportables a empresas, organizaciones y administraciones. ¿Ocurrió? Véase los puntos anteriores.

A pesar de todo, desde 2002 en adelante, Enredando fue rentable en el sentido de que comenzamos a incrementar el volumen de facturación. Pero la carga de la deuda anterior fue royendo implacablemente los beneficios. ¿Solución? La de siempre: Reducir personal y gastos de todo tipo. Pero al aplicar la "filosofía de trabajo en red" desarrollada por la empresa, se dio la paradoja de que en las fechas de cierre alcanzamos el pico más alto de proyectos y de facturación de los últimos años.

Sabíamos lo que teníamos que hacer y cómo hacerlo en la Red. Pero no fue suficiente. Al final, pagamos nuestros errores en la gestión empresarial, nuestro escaso tamaño frente a la ilusa cultura de "los grandes saben más" y las facturas que he mencionado en los puntos anteriores. Y si las cosas no cambian, quizá muchas otras iniciativas parecidas no tengan un final tan traumático, pero languidecerán en una ciénaga virtual condenada a reinventarse a sí misma o, lo que es peor, a copiar a los demás tarde y mal. Como está sucediendo ahora.

Mientras tanto, mi nueva ventana digital estará en
http://www.lafh.info. Les espero.

Salut

Luis Angel Fernández Hermana

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