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Entrevista a Artur Serra. Antropólogo.

Autor: Luis Ángel Fernández Hermana
20/7/1999
Fuente de la información: Revista en.red.ando
Lugar: Barcelona
Organizador:  Revista en.red.ando


Entrevista número 15

"La ingeniería es una expresión de la libertad humana"


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Artur Serra nació en 1954 en Alicante. Se doctoró en Antropología Cultural por la Universidad de Barcelona (1992) con una tesis sobre "Carnegie Mellon University, un campus norteamericano virtual", universidad en la que trabajó durante tres años. Actualmente es fundador y Coordinador del Centro de Aplicaciones de Internet de la UPC (1997) e investigador del equipo de Sistemas Distribuidos, ambos de la Universitat Politècnica de Catalunya. Es miembro fundador del capítulo catalán de la Internet Society (ISOCCAT) (1995) y del Consejo coordinador de los Capítulos Europeos de la ISOC. También es Director de Barcelona Xarxa Ciutadana (1996), fundador de la European Association for Community Networking (1999) y promotor del Multiconsorcio de la Publicación Electrónica (1998), que surgió a raíz del I Congreso Internacional de la Publicación Electrónica, Maig'98. En el campo de la investigación, Artur participa actualmente en los proyectos europeos COMIC (1995) y EPITELIO (1996-98) y ha publicado numerosos artículos y pronunciado cursos y conferencias en ámbitos universitarios y comunitarios.


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P. ¿Qué hace un antropólogo entre ingenieros? Para esto, ¿se nace o se hace?

R. Buena pregunta. Para esto se hace. La antropología trata de la cultura como artificio humano, por tanto tiene muchas conexiones con la ingeniería. Hoy el propio conocimiento es un artefacto. Internet en este sentido no es más que un enorme artefacto para producir y diseminar conocimientos. Por ello, imagino que estamos al principio de la llegada de más antropólogos y otra gente de las ciencias sociales a trabajar en universidades ingenieras.


P. Pero, en estos momentos, no hay muchos antropólogos que estén trabajando con este criterio de la cultura que les haya llevado hacia el campo de la ingeniería e Internet. ¿Cómo llegó usted hasta esta orilla?

R. Pues a través de un proyecto de investigación que hicimos Arcadio Rojo y yo, entonces estudiantes de doctorado de antropología, entre 1990-1993, con el apoyo de María Jesús Buixó, la directora del departamento de antropología cultural de la Universidad de Barcelona. En 1988 organizamos unas jornadas internacionales denominadas "Modelos de futuro, nuevas tecnologías, y tradición cultural" , que vino a ser una especie de antecedente del Foro Universal de las Culturas del 2004. Pusimos en contacto a expertos que venían de nuevas tecnologías con otros que defendían la tradición cultural, y les propusimos pensar y diseñar modelos de futuro. Invitamos, entre otros, a Angel Jordan, entonces Provost (Decano) de la Carnegie Mellon University (CMU). Jordan, muy asombrado por el carácter de las jornadas, nos invitó a visitar su universidad para estudiar "la tribu de los informáticos".


P. ¿Cuánto tiempo estuvieron en la CMU?

R. Carnegie Mellon era una universidad de excelencia en la investigación informática. Allí estuvimos tres años haciendo trabajo de campo. Analizamos sobre todo el concepto de diseño que ellos desarrollaron a partir de los trabajos de Herbert Simon, un profesor de dicha universidad. A mí, en particular, me interesaban los modelos de investigación de estos informáticos, cuál era su sistema de conocimiento organizado, es decir, su cultura, el sistema de símbolos y patrones socialmente compartidos. Pensaba que si descubríamos cómo pensaban esos informáticos, después sería más fácil entender cómo se transferían sus productos a la industria y la sociedad. En 1992, en el congreso de la American Anthropological Association en San Francisco, presenté las conclusiones de esta investigación.


P. ¿Qué representaba Herbert Simon en esta línea de trabajo?

R. Arcadio y yo habíamos descubierto a finales de los 80 su libro "La ciencia de lo artificial", publicado en 1973, y nos interesó mucho. Simon fue un científico que se puso a trabajar en una universidad ingeniera al comienzo de la Guerra Fría, en los años 50. Era un científico que participaba en lo que hoy ya se denomina "investigación tecnológica básica". De esta combinación salió la idea de las "ciencias de lo artificial", ciencia basada en el diseño. Como explica en su biografía "Models of my life", él viene de la "political science" (o ciencia política) que estudió en la Universidad de Chicago a finales de los años 30. En los años 50 se interesó por la "administración industrial" y pasó a los ordenadores. En esa época formuló sus teorías sobre "la racionalidad limitada" y fue uno de los fundadores de la psicología cognitiva. Recordemos que el "management", la gestión, fue una creación ingeniera, una especie de tecnología social de la era industrial. En esta escuela se han formado estos científicos sociales que han trabajado con ingenieros.


P. O sea, que Simon abrió una nueva línea de trabajo en la ingeniería.

R. Efectivamente, Simon pertenece ya a la era de la nueva ingeniería, la ingeniería informática. Simon era un científico social que, junto con Allen Newell, diseñó el primer programa de inteligencia artificial en 1955-56. Inventó un uso nuevo para los ordenadores. En lugar de considerarlos calculadoras para operaciones numéricas, los utilizó como procesadores de símbolos. Prestó conocimientos de psicología cognitiva y teorías de la decisión a la nueva tecnología informática. Por ello se le consideró el padre de la inteligencia artificial. H. Simon fue el símbolo de toda una época en el mundo de la ciencia norteamericana, la era de los científicos del diseño.


P. ¿Cuál era la postura de Simon cuando ustedes llegan a la CMU?

R. Simon era la expresión de un conflicto en el mundo académico de EEUU. Era el científico convertido en diseñador pero que no quería dejar de ser científico. Formaba parte de aquellos científicos que, después de la II Guerra Mundial, siguieron colaborando con el Departamento de Defensa en el diseño de sistemas de uso militar, como la informática. Estos científicos hacían funciones de ingeniero. Pero de un ingeniero nuevo, que trabajaba para el gobierno, no para la empresa, en el marco de programas estratégicos que permitían hacer investigación básica en áreas de escasa utilidad inmediata (inteligencia artificial, supercomputación, redes de ordenadores). Al mismo tiempo, este tipo de investigadores querían seguir haciendo ciencia. Muchos de ellos volvieron a departamentos clásicos, como fue el caso del propio Simon, que regresó al Departamento de Psicología, desde donde se dedicó a trabajar con los ordenadores para probar sus teorías acerca de cómo funcionaba la mente humana.


P. Ciencia aplicada a la ingeniería.

R. Simon siempre se esforzó por convertir a los ingenieros de la Carnegie Mellon en científicos. Nosotros, en este sentido, íbamos un poco engañados, pensábamos que era más bien un teórico de la ingeniería. Lo interesante fue descubrir la evolución de Simon, en particular, y de la CMU, en general. La CMU empezó siendo un instituto de tecnología a principios de siglo (Carnegie Institute of Technology). Cuando los ingenieros industriales se encontraron con los problemas sociales que planteaba su tecnología en los años de la Depresión (años 30), la dirección propuso la reforma del plan de estudios (el plan Doherty). Su eje central fue la importación de científicos sociales para educar a los ingenieros que debían no sólo controlar el funcionamiento de las máquinas, sino también administrar empresas y a las personas que las hacían funcionar. A partir de aquí se estableció una relación conflictiva entre estas dos culturas: la ingeniera y la científica. A partir de los años 60, el Carnegie Institut of Technology cambió su nombre por el de la Carnegie Mellon University. Esta convivencia entre culturas de conocimiento diferentes marca todavía el carácter de la CMU.


P. ¿En qué sentido?

R. Su especificidad es que, a diferencia de otras universidades científicas donde se enseñaba la tecnología como herramienta, en la Carnegie Mellon se produjo una inversión del modelo de conocimiento: la enseñanza fundamental era la tecnología y las ciencias eran consideradas herramientas al servicio de dicha tecnología y sus tecnólogos. Simon expresaba dicha cultura. Intentó hacer de la ingeniería una ciencia, pero a costa de importar de la ingeniería el concepto de diseño, que era ajeno a la ciencia. En Europa, la ciencia, hasta hoy, es todavía descubrimiento, no diseño.


P. ¿Cuando empezaron los científicos a "trabajar" como ingenieros?

R. Ese modelo de ciencia del diseño tuvo su origen en el "Proyecto Manhattan", donde por primera vez los científicos se pusieron a hacer bombas atómicas. Es decir, dejaron de descubrir y se pusieron a diseñar. Después de la Segunda Guerra Mundial, se abrieron dos modelos de investigación en EEUU. Uno es el tradicional, promocionado por Vannevar Bush, presidente del MIT, y que describió en su libro "Science:The endless frontier". Dicho modelo sostenía que la ciencia era investigación básica y la tecnología investigación aplicada y desarrollo. Él fue el creador de la National Science Foundation. El otro modelo era el de DARPA (Agencia para Proyectos Avanzados de Investigación para la Defensa), que se alimentaba de aquellos científicos que continuaron trabajando para el Departamento de Defensa (DdD) y que siguieron diseñando máquinas y sistemas.


P. ¿Este último fue el modelo que usted se encontró durante su investigación en EEUU?

R. Sí, era el modelo que yo analicé en la Carnegie Mellon a través de seguirle la pista a los informáticos que habían trabajado durante 30 años para DARPA, en lo que se llamaba "investigación estratégica". Era una investigación por objetivos: se daba dinero a fondo perdido ("blue sky money") a los ingenieros para que desarrollaran sistemas, aunque no fueran de aplicación inmediata. Finalmente, este modelo de investigación tuvo un reconocimiento oficial y se denomina ahora "investigación de tecnología básica". En un informe publicado, en octubre de 1997, titulado "Preparándose para el Siglo XXI: Política científica y tecnológica en una Era Nueva" y elaborado conjuntamente por la National Academy of Sciences, la National Academy of Engineering y el Institute of Medicine, se admitía explícitamente que el modelo de Vannevar Bush no era el único, que durante la Guerra Fría se había desarrollado este otro modelo subyacente, probablemente impopular porque estaba ligado a temas de la defensa y la guerra fría, que es el que ha dado lugar a toda la investigación estratégica en inteligencia artificial, supercomputación, Internet, etc.


P. ¿A dónde ha ido a parar esta investigación tecnológica básica?

R. En 1998, Lewis Branscomb, de la Harvard University, y Richard Florida, de la CMU, elaboraron un informe titulado "Invertir en Innovación", en el que recomendaban que EEUU continuara con este modelo de investigación tecnológica básica. El motivo de este informe era poner freno a las presiones del Partido Republicano para cortar los fondos federales destinados a la investigación en tecnología, con el argumento que ésta la han de hacer las empresas, no el gobierno. Se reconocía, pues, que había una particular investigación tecnológica que competía al gobierno: la investigación tecnológica básica, y que ha dado a EEUU su superioridad en campos claves.


P. De todas maneras, esta es una tendencia de largo recorrido en EEUU.

R. El padre de la criatura fue Thomas Alva Edison, quien montó un laboratorio sólo para investigar e inventar, no para producir cosas. Muchos dicen que ese fue el principal invento de Edison: su modelo de laboratorio, no la bombilla. Después, las grandes empresas cogieron esta idea y fundaron los grandes laboratorios industriales. Así surgieron los de la Westinghouse, la General Electric, la Bell, etc, antes de la Segunda Guerra Mundial. Algo parecido había sucedido en Alemania con la industria química. Estos laboratorios eran los que producían inventos con patentes y en poder del capital privado. Durante la Segunda Guerra Mundial, la iniciativa de la investigación pasó al gobierno porque se trataba de ganar una guerra. Se obtuvo el apoyo de los científicos e ingenieros (como Einstein y otros físicos) y se los juntó en un laboratorio para fabricar una bomba atómica en el denominado Manhattan Engineering District, al mando del coronel ingeniero Leslie Groves. Los científicos comenzaron a trabajar bajo las órdenes de los ingenieros y los militares, incluidos los matemáticos aplicados como Turing y Von Newmann, considerados en la CMU como los padres de la "ciencia de computadoras". El matemático se hizo diseñador de máquinas abstractas primero, concretas después y de lenguajes de máquinas. Von Newmann fue a su vez el inventor de la teoría de juegos y de la programación lineal. Finalmente se adaptó una institución tradicional, la universidad, a esta nueva función y devino una "universidad de investigación", incluso más, una "universidad de investigación estratégica", como sucedió en el MIT o la CMU.


P. ¿Qué pasaba mientras tanto en Europa?

R. Todo esto marcó una diferencia cualitativa enorme entre Europa y EEUU. Todas las nuevas tecnologías se basaron en esa oleada de científicos que trabajaron para la investigación tecnológica básica. Algo que no sucedió en la Europa destruida tras la II Guerra Mundial, y no digamos ya en España. Europa, cuando se reconstruye, adoptó el modelo tradicional de Vannevar Bush. La propia debilidad militar europea le imposibilitaba el acceso a la tecnología estratégica de DARPA. Nuestras universidades desconocían el modelo de las universidades de investigación estratégica. Apenas si alcanzaban a ser "universidades de investigación". Y las que lo eran confíaban en el modelo oficial: ciencia era la investigación básica, tecnología, su aplicación para usos más o menos comerciales.


P. Esta situación ha cambiado en alguna medida en los últimos años.

R. Sólo a mediados de los 80, con el proyecto de la Guerra de las Galaxias lanzado por Ronald Reagan, los europeos descubrieron perplejos su enorme retraso tecnológico respecto a EEUU ante el reto tecnológico que suponía dicha empresa. Por otra parte, Manuel Castells y otros científicos sociales difundían en Europa el éxito del Silicon Valley y su modelo de parque tecnológico basado en la unión de la ciencia y la empresa. La Comisión Europea puso en marcha entonces el programa Esprit, que significó el nacimiento de una política tecnológica a escala europea. Un intento tardío de superar el atraso de 20 años en investigación de tecnologías de la información y la comunicación. España aprobó la ley de la ciencia en 1986 y puso en marcha su primer programa nacional de I+D al año siguiente.


P. La diferencia no es sólo presupuestaria, sino de orientación de la investigación.

R. Sí. No se trata sólo del porcentaje del PIB que dedicas a ciencia, sino de qué modelo de investigación tienes, el cual remite a un cierto tipo de universidad. En EEUU, unas 150 universidades controlan la investigación. Y el grupo de élite de ellas, no más de 10, son las universidades de investigación estratégica seleccionadas desde hace un cuarto de siglo por el Departamento de Defensa y otras agencias federales para esta labor, para la que reciben cuantiosos fondos y recursos. Hasta el punto de que el Departamento de Ciencia de la Computación de la CMU se llamó durante muchos años el "Laboratorio de DARPA", porque en realidad eran laboratorios de esta agencia del DdD. Lo mismo ha sucedido en otras universidades. En la Unión Europea no hemos tenido nada parecido, por supuesto no en nuevas tecnologías, biotecnología y nuevos materiales. No tenemos una agencia parecida a DARPA, ni una universidad del tipo MIT o CMU.


P.- ¿Y Japón?

R. Japón ha tenido investigación ingeniera, pero no dispone tampoco de universidades estratégicas. Son las grandes empresas industriales las que controlan la investigación, bajo una cierta supervisión del gobierno. Es el modelo de laboratorio industrial propio de principios de siglo.


P. Y en estas apareció Internet.

R. Internet fue un producto del modelo de investigación estadounidense. Ahora comienza a desarrollarse el proyecto Internet-2, que tiene dos variantes, la Internet de Nueva Generación (NGI) promovida por las siete agencias federales, y la Internet-2 promovida por las universidades privadas de investigación. Es la culminación de 25 o 30 años de investigación estratégica en tecnologías de la información y comunicación. En Internet convergen la informática, las telecomunicaciones y el audiovisual. La dirección en esta convergencia es del sector informático, en concreto de la informática estratégica de carácter publico, no la de Microsoft. La pugna entre el gobierno americano y Microsoft permite identificar a los actores. En los próximos 25 años está por decidir qué sociedad se desarrollará y hará uso de dicha infraestructura.


P. ¿Qué sociedad cree usted que se desarrollará?

R. Tenemos ya una red global, pero no tenemos todavía una comunidad global que responda a la era digital. Por comunidad entiendo las nuevas universidades de la Sociedad de la Información, las nuevas escuelas, las nuevas empresas, las organizaciones ciudadanas, etc. Se habla de nuevas tecnologías, pero poco de nueva sociedades todavía. A partir de aquí hay una buena oportunidad para Europa en el campo que comienza a llamarse Tecnologías de la Sociedad de la Información. Si analizamos los ciclos tecnológicos, como el de la energía de vapor, de la electricidad, del automóvil, etc., vemos que tienen una fase de investigación y otro de diseminación. Ahora estaríamos en medio del ciclo de las tecnologías de la información. Desde el punto de vista de la infraestructura, el interés estaría en las aplicaciones que se hacen en diferentes sectores. Desde el punto de vista antropológico, el interés reside en las nuevas comunidades que se construyen con estas tecnologías. Si decimos que hay un cambio de modelo de la sociedad industrial a la sociedad de la información, habría que empezar a pensar qué sociedad es la que corresponde a la nueva infraestructura que representa Internet. La hipótesis en la que trabajo se denomina "Intercommunities" ("Inter-comunidades", así como Internet es Internetworks, "inter-redes").


P:-- ¿Qué es la "intercomunidad"?

R. Pues sería el conjunto de las diferentes comunidades que se están construyendo en la infraestructura Internet. Estamos viendo un doble proceso. Por una parte, las organizaciones tradicionales, como universidades, empresas, administraciones, adoptan esta nueva tecnología y tratan de meterla en su organización. Por la otra, asistimos al nacimiento de organizaciones alumbradas por la mera existencia de estas nuevas tecnologías. El caso más ejemplificador es el de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), una universidad virtual que se monta sobre la estructura de la red con características muy propias, muy diferente a una web de una universidad. Es cierto que hay situaciones intermedias, como que una universidad tradicional monte nuevas universidad o unidades digitales, con todos los conflictos que supone de cambios de cultura, nuevos paradigmas del conocimiento, etc. Dentro de la dinámica de sociedad y de cambio cultural siempre ha habido momentos de reforma y momentos de revolución. En los primeros, el sistema es suficiente flexible para ir cambiando. En los segundos, el sistema se defiende y aparece otra sociedad en conflicto con la anterior. Todavía no sabemos qué va a ocurrir en este caso.


P. ¿Estamos ante un cambio social necesario guiado por la tecnología?

R. Antes se creía en la necesidad histórica y mucho antes en el mandato divino. Hoy día somos más modestos y nos contentamos con advertir un espectro de posibilidades. Tenemos una tecnología muy potente desarrollada por informáticos que ya no es solamente local, sino global y que afecta no a algunas funciones de la sociedad, sino a muchas. Esta tecnología abre una posibilidad nueva: de la misma forma que los matemáticos aplicados y los físicos aplicados dieron lugar al ordenador, ahora los científicos sociales aplicados pueden ayudar a diseñar y construir nuevas estructuras sociales de la era digital. Nos podemos plantear la siguiente cuestión: "¿Podemos diseñar nuevas formas sociales que sean más concordantes con esta nueva plataforma tecnológica que no simplemente colocar sobre ella las estructuras tradicionales?". Es una posibilidad.


P. ¿Qué sería necesario para cristalizar esa posibilidad?

R. En primer lugar, creo que necesitamos algún tipo de DARPA civil que soporte esta investigación estratégica ahora en el campo de nuevas comunidades. Europa está, por una parte, en una posición de ventaja para asumir este tipo de reto. La razón es muy sencilla. Estamos en un proceso de unificación europea cuando el resto de países se mantienen aun dentro de sus fronteras nacionales. Europa está en medio de un cambio social y económico a nivel continental. Podríamos hacer que coincidiera con este cambio tecnológico. Tengo confianza en que este programa de las Tecnologías de la Sociedad de la Información (IST) demuestre que hay una cierta sensibilidad europea al respecto. ¿Seremos capaces de determinar en cada sector cuáles son los conocimientos necesarios para diseñar modelos generales de tal tipo de organización nueva?. Éste es el reto que nos plantean las IST. Pero, por la otra parte, Europa sigue frenada por su corsé burocrático. Aquí los políticos no solo deciden sino que creen saber de todo. Es el modelo del Príncipe de Maquiavelo del siglo XVI. No se respeta la función del saber, del conocimiento, independiente del poder político. Por eso las universidades cuentan poco en Europa y los planes de la Comisión son tan pobres y tan provincianos. La universidad europea es todavía la moldeada por Humbolt en el siglo XIX, no se ha entrado en la universidad tecnológica. No tenemos ningún MIT o CMU, con su prestigio y función estratégica.


P. ¿Diseño de comunidades o comunidades espontáneas?

R. Lo uno no quita lo otro. Los ciudadanos también inventan. Con Internet la función de innovación ya no es exclusiva del personal de I+D. Los ciudadanos innovan, igual que publican o pueden enseñar en Internet. Lo que digo es que podemos aprender de cómo se ha desarrollado esa tecnología de información y comunicación que ha dado lugar a Internet y lo podríamos complementar ahora con una segunda etapa en los próximos 25 años para diseñar este tipo de estructura de la Sociedad de la Información. Esto no es obligatorio, igual prevalece una visión puramente contemplativa y los científicos nos dedicaremos a sentarnos delante del ordenador para analizar su "impacto" en la sociedad. Es lo que tradicionalmente hemos venido haciendo. Pero recordemos que, junto a las teorías de la "mano invisible" de los economistas, EEUU dio luz a las tecnologías de la "la mano visible" que produjeron entre otras la invención del "management", de la gestión empresarial, del "marketing", del "merchandising", etc., todas ellas tecnologías sociales de la sociedad industrial que le dieron la gran ventaja con respecto a Europa, según explican muchos autores. El "management" fue la tecnología social de los ingenieros industriales cuando se dieron cuenta que no bastaba con gestionar máquinas, sino que había que gestionar a las personas que manejaban las máquinas. Había que crear una dinámica de relaciones laborales y de psicología aplicada para ver cómo cada uno cuajaba dentro de la empresa, cómo se seleccionaba a los más válidos, etc. Luego había que vender productos y surgió una serie de teorías sobre cómo aplicar la psicología al marketing y a la publicidad. En Europa estas tecnologías sociales son todavía marginales a las estructuras universitarias. Las escuelas de "gestión" que tenemos son, en su mayoría, privadas. Sólo muy recientemente se ha comenzado a aceptar que puede ser una disciplina académica. Pues bien, ahora es el momento de empezar a pensar en las tecnologías sociales de la era digital si no queremos volver a perder el carro.


P. Por ahora, estamos perdiendo el carro. ¿Qué está sucediendo?

R. Pues se están importando tecnologías sociales antiguas a la nueva era digital. Así se habla de la "gestión del conocimiento". Eso es un préstamo de una tecnología social de la sociedad industrial a la era del conocimiento. Si no tenemos nada mejor, vale. Pero pienso que la clave ahora no es la gestión del conocimiento, sino la ingeniería del conocimiento, el diseño del conocimiento y la ingeniería de la investigación. Es decir, diseñar las nuevas áreas de investigación, las nuevas disciplinas ingenieras, no solo "administrar" el conocimiento existente.


P. ¿Esto se puede hacer sin contar con la tradición que comentaba de EEUU?

R. Existe ya una joven generación europea que ha ido a EEUU, hemos estudiado y aprendido allí y ahora hemos vuelto. Y ello a nivel masivo, no como antes que emigraban unos pocos. Sólo algunos se han quedado allí. El problema es que aquí las políticas científicas parten de un desconocimiento del tipo de investigación estratégica que se hace en EEUU. Se dice: "Europa hace buena investigación científica básica, lo que falla es su aplicación tecnológica y su desarrollo empresarial." Por tanto, "hay que fomentar las vocaciones empresariales de nuestros investigadores". Pero se desconoce que la superioridad de EEUU es en la investigación tecnológica básica. No se sabe cómo crear un MIT, una universidad de investigación estratégica. Y las necesitamos urgentemente.


P. ¿Qué contribución podemos hacer?

R. Como dije antes, la UE ha reconocido las "tecnologías de la sociedad de la información" en su Quinto Programa Marco de Investigación, que ha comenzado en 1998 y termina en el 2002. Ese es el tema los próximos 25 años. A mi entender, las IST se tienen que plantear sobre la plataforma Internet y con las mismas características de Internet como sistema abierto. No repitamos la experiencia francesa en el campo de la telemática que se plantearon tecnologías incompatibles con Internet. Ello supuso una enorme pérdida de tiempo, dinero y recursos. Europa, sobre todo los franceses, podía haber sido puntera ya en estas tecnologías de Internet, pero la óptica nacionalista estrecha les deformó el paisaje y montaron una Internet nacional atrasada y cerrada. Sistemas abiertos, no propietarios y con un protagonismo de la parte de investigación universitaria, no empresarial. Ese es el tipo de investigación tecnológica básica de carácter publico que puede dar lugar a unas IST compatibles con Internet.


P. Hay un problema de comprensión de lo que es Internet en las esferas sociales.

R. Y muy gordo. El sistema Internet no es propietario, y es por ello que permite que estén todas las empresas, al no ser propiedad de ninguna de ellas. A su vez, Internet es una red cuyas estructuras de coordinación son no gubernamentales, por eso pueden estar todos los gobiernos, al no estar bajo control de ninguno de ellos en solitario. Ello quiere decir que existe una cultura la Red de "autogobierno" y que hace que las estructuras de estandarización, de gestión de Internet tengan que ser abiertas, no gubernamentales y no comerciales. Puede parecer una contradicción, pero es así. Eso es lo que ha permitido que todos estén adentro y el sistema se mantenga en un equilibrio de fuerzas. Por tanto, las nuevas estructuras de la etapa social de Internet deben ser concordantes con estas características, como sucede con los organismos que nos han permitido llegar hasta aquí, como la Internet Society (ISOC), el Consorcio Web, etc., para estandarizar las tecnologías de la publicación electrónica, la educación digital, las redes ciudadanas, la certificación electrónica, etc.


P. ¿A quién corresponde ahora la iniciativa?

R. Yo creo que todas estas capas que hemos enunciado necesitan sus respectivos consorcios para llevarlas adelante, como ha sucedido hasta ahora. Una noticia que va en esta dirección es la creación del Internet Societal Task Force (ISTF), que se anunció en la INET'99 de San José. Es una propuesta de Sacha Ignatovic, un europeo de ISOC-Viena, de crear un organismo encargado de llevar adelante proyectos sobre Internet y Sociedad. Vint Cerf, uno de los "padres" de Internet, fundador de la ISOC y presidente de este organismo, ha dejado ese cargo para ponerse al frente de este grupo de trabajo. Su cometido debería ser parecido al que viene cumpliendo desde el principio el grupo de trabajo de ingenieros de la ISOC, que se encarga de estandarizar los protocolos de comunicación y el software de Internet. Yo creo que ahí se nos presenta una gran oportunidad a los investigadores europeos para hacer nuestro el ISTF y participar en el desarrollo social de la Red.


P. ¿Dónde están los investigadores europeos?

R. Tenemos grupos de investigación de calidad, pero no hay visión estratégica. La Comisión Europea aun no sabe cómo conciliar Internet con las IST. Ahora, con la Internet-2, en EEUU y Canadá se están creando centros de investigación avanzada sobre los productos que funcionarán sobre Internet en los próximos años. O sea, se están empezando a montar institutos de investigación sobre Internet, algo que hasta ahora no existía. La Red ya es un objeto interesante de investigación en sí mismo. Acabamos de volver de Chicago donde nos hemos entrevistado con gente del International Center for Internet Applications (ICAIR) a fin de llegar a un acuerdo entre el Centro de Aplicaciones de Internet (cANet) de Universitat Politecnica de Catalunya y este centro de investigación y hacer una red global de centros de investigación de Internet. El problema en Europa es que no tenemos projectos globales. Pensamos sólo en proyectos europeos, cuando no nacionales. No sabemos exportar aplicaciones y proyectos de sociedad de la información a todo el mundo, comenzando por EEUU. Pensamos sólo en nosotros y como máximo en el Mediterráneo, Centro Europa y Latino América. Eso, en la era Internet, no es suficiente. Nosotros estamos preparando una fiesta de las redes ciudadanas de todo el mundo para el verano del 2000 para vernos investigadores, líderes ciudadanos, empresas y asociaciones e ingeniar soluciones a los problemas que vemos.


P. Se dice que nuestro problema es que no tenemos masa crítica de población internauta, por tanto la demanda es baja, insuficiente.

R. Sí, esto es cierto porque, a pesar de la liberalización de las telecomunicaciones, las comunicaciones siguen siendo muy caras. De todas formas, no todo es la cantidad de gente conectada. Hemos de tener en cuenta también el factor cualitativo: la cantidad de innovaciones que produce la gente conectada. El factor tecnológico no es el único que contribuye a crear la Sociedad de la Información, también juegan otros, como el cultural. Hay países más tecnófilos y otros más tecnófobos. En Alemania, por ejemplo, el acceso a Internet es visto con enormes recelos. Algo parecido podríamos decir de Francia. Es importante cómo cada cultura interpreta para qué le sirve Internet. Por eso creo que es importante desarrollar modelos culturales de desarrollo de Internet y no fijarse tanto en los aspectos tecnológicos, como si ponemos tanta fibra o regalamos tantos accesos.


P. En Catalunya, se dice, hemos experimentado un crecimiento considerable de la población conectada, hay mucha innovación e incluso se ha abierto el primer centro de investigación sobre Internet en una universidad. ¿Esto es cierto o la imagen está exagerada?

R. El caso de Catalunya es inesperado. Manuel Castells, en su libro "Nuevas Tecnologías, Sociedad y Economía" (1986), indicaba que el polo de las telecomunicaciones estaba en Madrid. En los últimos cuatro o cinco años, sin embargo, esto ha cambiado. Hoy el porcentaje de internautas en Catalunya casi dobla al del resto del Estado. A la vez, también se ha producido un crecimiento de las comunidades relacionadas con Internet, como la "Anilla científica", VilaWeb, la red ciudadana Tinet de Tarragona, el I Congreso Internacional de la Publicación Electrónica, la UOC, la aparición de Servicom, el primer proveedor privado de acceso a Internet, el buscador Olé, el capítulo catalán de la ISOC, etc. Hay un desarrollo orgánico de la Sociedad de la Información en Catalunya promovido fundamentalmente desde la sociedad civil, más que desde el Gobierno. Valencia, por ejemplo, hizo un plan estratégico desde la administración mucho antes que el gobierno catalán y lanzó Infoville, un proyecto basado en el desarrollo de intranets, con multinacionales y Telefónica, pero ajeno a la cultura de Internet. Aún así, en 1999 Valencia sigue estando por detrás en el número de gente conectada.


P. ¿Estamos mejor para abordar la siguiente etapa?

R. Estamos mejor. Pero puede mejorarse mucho. Ahora tenemos en Catalunya y España dos retos: En primer lugar Internet-2 y en segundo la Sociedad de la Información sobre Internet-2. En mayo de 1998, el Capítulo Catalán de ISOC elaboró un documento estratégico denominado Internet y Catalunya donde proponía esta estrategia de combinar Internet-2 y usos sociales. Y en segundo lugar, nos hacen falta mejores infraestructuras. Necesitamos una conexión directa con la Internet-2 en EEUU, como ya han hecho en Estocolmo y Amsterdam. Y como tendrán que hacer otras ciudades del mundo. Más aun, podemos crear un STAR TAP, o punto de interconexión de proyectos de Internet-2 en Europa, al menos en la zona mediterránea. Todavía no nos hemos dado cuenta que el gran potencial de Internet-2 es que gente analfabeta o sin cultura tecnológica podrá acceder a la Red sin ningún problema porque se facilitará el acceso audiovisual sin interfaces complicados. Además permitirá el verdadero desarrollo del comercio electrónico.


P. O sea, que, al final, habrá negocio.

R. Los análisis que hacemos en cANet indican tres momentos en la evolución de Internet: uno académico, seguido de otro comercial y finalmente su extensión social. Y los tres se necesitan mutuamente. Si no se hubiera abierto Internet al sector comercial, no habría tenido el éxito actual y la investigación se hubiera frenado. Y si no se abre a toda la sociedad, poco negocio se podrá hacer. Ya se empieza a proclamar que "Internet es para todo el mundo", y a pensar en generalizar su acceso para que se puedan comprar los bienes que se están produciendo. Ese momento social ¿será algo parecido al momento de creación del Estado del Bienestar que generalizó el consumo de productos y servicios industriales a toda la población? Si y no. El mercado descarta a sectores no productivos y con poco capacidad adquisitiva. Pero el mercado vive en régimenes democráticos que tienen la igualdad como valor básico. Por tanto, la "socialización" de Internet es previsible. Pero al mismo tiempo, se habla de "sociedad de la información" no de "Estado de la información". Hace falta inventar nuevas fórmulas sociales. Tendrán que haber servicios públicos de la Sociedad de la Información, pero de gestión privada. Uno de ellos son las redes ciudadanas. Algo parecido ya se hace con el sistema escolar o el hospitalario, al menos en Catalunya.


P. Castells dice que el 57% de los países del mundo se quedarán fuera de la nueva economía. Y el último informe del PNUD asegura que Internet ahonda la brecha entre ricos y pobres, entre los que "tienen" y los que "no tienen".

R. Yo creo que estamos en una primera etapa y que hay diferentes formas de desarrollar la Sociedad de la Información. No entiendo por qué Manuel Castells afirma que ésta es la única forma de hacerlo. Imagínese que ahora estuviéramos en Londres en el siglo XIX y decimos que la revolución industrial deja fuera a la mayor parte de la población mundial. Sí claro, en el Siglo XIX sí. Pero después vino el movimiento sindical, la socialdemocracia, el derecho al voto, etc., y el capital entendió que más valía un trabajador formado que un analfabeto que se quedara fuera del sistema. Y se fueron inventando fórmulas de integración social. Todavía no tenemos a los partidos políticos de la Sociedad de la Información, pero nada nos permite pensar que no aparecerán y plantearán mecanismos de protección adaptados a las nuevas circunstancias.


P. Hay países que parten con una distancia considerable.

R. Así es. Pero veamos qué puede pasar. En las próximas décadas la humanidad realizará la transición demográfica. Eso quiere decir que la población del planeta se estabilizará en unos 8.000-10.000 millones de personas. Y ello coincide con una transición simultánea a la sociedad global de la información. Ésta es una situación nueva sin precedentes históricos. Nunca antes se había planteado en la sociedad industrial. Entonces se trataba de industrializar un país, al cabo de décadas ocurría con otro, o con una región. Ahora, en cincuenta años, los 180 países tienen planteada hacer una transición brutal. En estos momentos los indios se están preguntando sobre cuál es el modelo adecuado de Sociedad de la Información para un país como India. Simultáneamente, en tiempo real, lo mismo están haciendo los canadienses, nosotros, los estadounidenses o los argentinos. Ante esto, creo que debemos tomarnos en serio lo del grupo de trabajo de sociedad e información del ISOC. Dejemos de ser catastrofistas y espectadores. Podemos proponer soluciones y me parece que esa es nuestra responsabilidad. No olvidemos que la ingeniería es una expresión de la libertad humana. Nos ofrece la posibilidad de intervenir y modificar los procesos sociales. La cuestión es con qué modelo de Sociedad de la Información nos movemos que asegure la incorporación de sectores ingentes a la nueva situación. El reto es ingeniar soluciones para que el número máximo de personas que ha tenido nunca la humanidad disfrute de las condiciones mínimas para el acceso a la Sociedad de la Información y a una vida en libertad.

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